Es una pieza de singular belleza literaria en al que Chaucer presenta a los peregrinos-narradores de los cuentos. Estos personajes conforman un microcosmos de la sociedad inglesa del siglo XIV y, gracias al genio del poeta, a través de sus descripciones el lector tiene la impresión de estar contemplando a personajes de carne y hueso en un escenario dinámico a medida que se van desplazando hacia su destino.